Este artículo propone hacer reflexionar sobre el papel que juega la mano en la percepción sensorial humana y sus implicaciones lingüísticas. Este acercamiento se desarrolla desde un punto de vista etnocultural, con el fin de estrechar los lazos de unión entre nuestras funciones manuales y el lenguaje, explorar la mano como una intérprete genuina de la información neurológica entrante y saliente, ésta útima, reconstruida por las implicaciones culturales de la expresión humana.
La mano
En térmninos generales, los estudios sobre la mano en relación al sentido del tacto ocupaban un lugar bastante enmarcado en la tranmsmisión neurológica de sensaciones al cerebro. No es sino hacia la primera mitad del siglo XX que la antropología se encarga, de manera casi exclusiva, del estudio de la evolución del comportamiento humano a partir de las sensaciones táctiles, en particular, aquellas de origen manual.
La evolcuión física y cerebral del ser humano ha estado sin dudas ligada al progreso de la utilización de la mano como instrumento cada vez más preciso y que ha permitido una exploración cada vez más fina del ambiente. Una vez liberadas del suelo, las extremidades superiores del nuevo bípedo comenzaron a desarrollar nuevas facultades y una precisión motriz, que permitió particularmente la fabricación de las primeras armas de caza, al igual que la producción de un conjunto variado de otras herramientas.
Las necesidades elementalers de los primeros homínidos no se distinguen mucho de aquellas observadas en los bebés: no teniendo suficiente consciencia de su propio cuerpo, la urgencia de identificar el espacio en el que se encuentra en relación a la fuente de alimentos empuja al infante a reconocer con sus manitas la redondez de los senos de su madre, lugar donde encontrará la leche y el calor del cuerpo materno, elementos escenciales para la vida. La búsqueda de alimentos y de protección es consecuentemente la motivación primera de las exploraciones manuales del infante. Actos cotidianos como palpar las frutas antes de comprarlas o abrazar a alguien, serían manifestaciones reconvertidas de estos actos primarios e instintivos del ser humano.
La palabra "manifestación", de hecho, contiene en su etimología la toma de consciencia del papel activo de la mano en una sociedad. La mano ha moldeado sus funciones y afinado sus capacidades motrices simultáneamente con el desarrollo de otras funciones del ser humano, partiendo de necesidades animales y llegando a otras más complejas, dando origen a la cultura. Es así que la mano es capaz, no sólo de sostener una fruta o de golpear a un enemigo, sino también de asir, acariciar, palpar, friccionar, pellizcar, agitar, pulverizar, romper y todo el resto de acciones descritas a través del léxico actual y producido por las distinciones que nuestra cultura hace con el lenguaje para cada una de las formas del tacto.
Vandeput atribuye esta riqueza de información y de interpretación adquirida por la mano a las capacidades neurológicas de la extremidad, pero al mismo tiempo sostiene que éstas serían inútiles sin una gran variedad de contactos exteriores: "Es gracias al trabajo manual y a la experiencia adquirida que por nuestra mano real que podemos desarrollar y afinar la manipulación de nuestra mano psíquica. Ésta es altamente específica al hombre en la medida que corresponde al nivel de la toma de consciencia que él tiene de sí mismo. de su identidad y de su individualidad distintiva de los otros y del mundo que lo rodea". (1992, p.34)
¿Actuaría entonces esta mano psíquica, de manera consciente o inconsciente, sobre nuestra motricidad, punto vital de nuestra evolución cognitiva y cultural? Los atributos simbólicos de la mano de las culturas de la antigüedad muestran que este tipo de fenómeno psicológico no sería posible sin una toma de consciencia colectiva de las vitudes anatómicas particulares de la mano. Así, el dios maya de la creación, Kabul se le llama
dios de la mano. En las invocaciones a Quetzalcoatl, dios azteca creador de la humanidad, es llamado
mano o
mano grande. En algunas regiones de áfrica, colocar la mano izquierda sobre la derecha representa la sumisión. El hinduísmo y el budismo han recreado su universo abstracto con los gestos de la mano: conceptos inmateriales como el amor, el miedo, la violencia o la esperanza se expresan con el simbolismo intrínseco en los Mudrâ, que quiere decir
gestos de la mano.
En todas las culturas, algunas con mayor sutilidad que en otras, los ejemplos que asocian las capacidades propias de la mano con una condición divina son numerosas. Más allá de las cuestiones mitológicas o religiosas, los humanos han mostrado que los atributos ideológicos de la manualidad han sido siempre pertinentes, y la necesidad de hacerlas explícitas aparecen en todas las civilizaciones. A partir de las urgencias de expresar nacen las bellas artes como la cerámica, la escultura o la pintura.
La quiromancia, madre de la quirología moderna, es una antigua técnica adivinatoria fuertemente expandida en toda Europa, Oriente Medio y Asia. Esta práctica despierta polémica, al igual que las otras artes adivinatorias, a causa de su insuficiente rigor científico. No obstante, sus técnicas de análisis morfológico y metabólico reflejan una herencia de conocimientos perceptuales que la fisiología actual puede difícilmente despreciar.
Confirmar si la lectura de las líneas de la mano permiten entrever el destino de una persona, en comparación con la riqueza de los contenidos psicológicos y etnológicos inmiscuídos en esta práctica, podrían ubicarse en un segundo plano. "La existencia misma de la quiromancia, que se remonta a los tiempos más antiguos, deja en evidencia el papel del poder atribuído a la mano, intentando medirle el tiempo, el espacio y la duración, dicho de otro modo, la toma de conciencia que la persona puede captar sobre ella misma y el mundo que lo rodea. Es, indirectamente, este homenaje a la mano que es vista como el instrumento que forja el ser, o que el ser forja, o por el cual él se forja" (revista Psicopedagogía 2005, p.9)
La mano ocupa, con el aparato articulatorio y fonatorio, el primer lugar en la estimulación sensorial. Un investigador como Vandeput, apreciando la pertinencia del papel de la mano en el proceso de adquisición de conocimientos y de construcción de sentido, no exagera cuando escribe: "Siendo una verdadera extensión orgánica y funcional del cerebro, la mano cumple la misión de antena exploradora del ambiente, a la vez que, como instrumento, es capaz de actuar sobre éste último y transformarlo." (1992, p.34)
A partir de esta relación de correspondencia, la mano desempeña un papel que va más allá de su utilidad mecánica. El desarrollo de su complejidad nerviosa le permite establecer una relación simbiótica con el cerebro, y en consecuencia, con su crecimiento cognitivo. Mientras más expuesto esté un individuo a un número variado de estímulos, y mientras más sensaciones se suciten a través de la mano, el individuo contará con más información para su interpretación, análisis y síntesis, operaciones que dan sentido y forma a todas las actividades humanas. En la revista Psicopedagogía (2005), Rufo ejemplifica la relación sensación-sentido-lenguaje en sus reflexiones sobre las connotaciones del verbo
tomar o
coger (saisir en francés):
"
Tomar o
coger ((saisir)), ante todo, es un acto que no puede ser más concreto, pero que se vuelve profundamente abstracto, ya que se 'toma' el sentido de una frase (en tanto que se tome de antemano el sentido lineal, es decir, el orden físico de las palabras que componen la frase), de una ponencia, de una explicación, de una lección, de un deseo (sin olvidar la dimensión emocional, ya que se puede estar cogido ((saisit)) de miedo)"
Ingnorar las contribuciones conceptuales adquiridas por el tacto y las manos, desde las más concretas hasta las más abstractas, significaría escribir una larga lista de preguntas sin respuestas. Interrogaciones de tipo "¿cómo?" y "¿porqué?" sobre el origen y desarrollo del lenguaje humano.
La mano, simbolismo y kinesia
El valor etnocéntrico de la actividad manual aborda la escritura, la acción más notable de la cultura. Ella exige no sólo un entrenamiento artificial y una toma de consciencia diferente del lenguaje, sino que también impone un consenso sociocultural que modela y altera el desarrollo congnitivo de una población, algunas veces de manera peligrosa.
La práctica de la escritura a estado muchas veces sometida a un objetivo ideológico, particularmente sensible en ciertos ambientes sociales. Un buen ejemplo de ello está plasmado en un programa de la televisión chilena que lleva el título de “31 minutos.”
Este programa infantil, protagonizado por marionetas, imita el mundo de un noticiero televisivo, con personajes que parodian el aspecto egocéntrico y sensacionalista que caracteriza a una gran parte de estas emisiones. El programa fue considerado un éxito latinoamericano y al parecer no es una exageración, dada la cantidad de países hispanohablantes que todavía lo emiten.
En uno de sus episodios, el presentador del noticiero, Tulio Triviño, entrevista al Tío Horacio: un ex animador de un programa ficticio de variedades y concursos para niños en los años 80. Tulio hace pasar un video de este programa en el que el Tío Horacio lee la carta de un pequeño admirador. En ella el niño pregunta:
- Querido Tío Horacio: yo soy zurdo, o sea, que escribo con la mano izquierda. ¿Es eso malo? –
El público, todas marionetas, gritan “¡oooohhhhh!” junto al Tío Horacio. Todos se muestran muy sorprendidos, porque encuentran muy raro el hecho de que alguien pueda escribir con su mano izquierda.
- Querido amigo – dice el tío Horacio- lamento decirte que… (suena parte de la música) ¡Sí! ¡Ser zurdo es una enfermedad terrible, jejejejejejejeje!-
Esta declaración está acompañada de gritos y saltos frenéticos de las marionetas.
- La gente normal no es zurda. Lo mejor que puedes hacer es amarrar tu mano izquierda a la espalda y tratar de escribir con la mano derecha – Y después de este consejo, vamos al boing boing boing boing (el video continúa con la canción idiota “Boing, boing, boing” del programa del Tío Horacio.
El video termina. Tulio se muestra espantado por todo lo que ha oído y afirma:
- ¡Pero qué bestia más grande! ¡Ser zurdo no es ninguna enfermedad! –
- En ese tiempo lo era, Tulio. Y tener el pelo largo también era una enfermedad. Y saber inglés, y tener las orejas grandes, ¡jejejeje! Justifica el Tío Horacio.
El conflicto entre ser zurdo o derecho que se presenta en esta escena reúne en un misma alegoría dos críticas: una política y otra pedagógica. Representa el mensaje contestatario de una infancia “ya pasada”, vivida seguramente por los realizadores, dos periodistas chilenos treitañeros. En un país como Chile, tocado por una historia de conservadurismo institucional y por la pasada dictadura militar de Augusto Pinochet, conocida por su persecución contra los sectores de izquierda, los realizadores de 31 minutos han demostrado que contar la historia reciente, y a su manera, resulta pertinente y hasta 'rentable' para captar la atención de los más pequeños. La percepción sensorial a contrariar, la motricidad que permite el aprendizaje de la escritura, se convierte en un mensaje político de comprensión kinésica.
Considerar a los zurdos como “anormales” era una realidad en los sistemas educativos de América Latina hace sólo algunas décadas pasadas. En añadidura, las connotaciones negativas contra el lado izquierdo son también conocidas en la cultura europea. En la lengua francesa, por ejemplo, la palabra “gaucherie” (condición de ser zurdo o relativo a la izquierda) se define en el diccionario Larousse como “torpeza”. Una connotación negativa equivalente en la lengua española sería el adjetivo “siniestro”, en contraposición a “diestro”. El primer término se relaciona a aptitudes oscuras, peligrosas o malvadas, mientras que el otro es indicio de características positivas: hábil, talentoso, inteligente.
Hoy en día, gran parte de los complejos culturales sobre los zurdos han desaparecido. Los estudios neurológicos y psicológicos no encuentran lazos entre aptitudes de torpeza con la preferencia espontánea de utilizar la mano izquierda en actividades que demandan acciones psicomotrices precisas. “Un gran número de diestros tienen sus centros principales del lenguaje localizados en el hemisferio izquierdo (lo que no quiere decir que el hemisferio derecho no participe en el lenguaje), pero no son todos. A la inversa no ocurre lo mismo con los zurdos, quienes en un porcentaje significativo poseen igualmente sus centros del lenguaje en la izquierda.” (Rufo, 2005, p.13)
Si se sostenien las afirmaciones de Rufo, Kandel y Schwartz (1985), se calcularía la distribución de funciones y de facultades ligadas al lenguaje entre los dos hemisferios desarrollados por los zurdos, los diestros y los ambidiestros, bastante buena entre los zurdos y casi imposible entre los diestros. Contrariamente a las teorías que establecen el hemisfero izquierdo como motor exclusivo del desarrollo de la facultad lingüística, Kandel y Schwartz muestran que ciertas potencialidades lingüísticas están inhibidas entre los diestros.
LATERALIDAD | LATERALIDAD HEMISFÉRICA PARA EL LENGUAJE |
MANUAL | izquierda (%) | derecha (%) | bilateralidad (%) |
Izquierda | 64 | 20 | 16 |
Derecha | 90 | 10 | 0 |
Ambidiestra | 60 | 10 | 30 |
Estudiar entonces las dificultades de aprendizaje, teniendo en cuenta la negación social de una condición de percepción táctil-motriz como la condición zurda, o la misma ambidiestra, podría significar una respuesta total o parcial a las preguntas que se formulan los docentes con frecuencia en cuanto a las torpezas de un número importante de alumnos. Las matemáticas, por ejemplo, que presentan conocidos problemas de aprendizaje, dependen de una toma de conciencia del espacio. “Hay problemas específicos del la falta de cálculo... y el origen de este problema está en una mala representación del cuerpo. La aritmética supone como adquirida la idea de progresión – en particular aquella que va de izquierda a derecha – y la geometría, la de localización en el espacio” (Montrond, 1993, p.86)
¿Será posible que se haya luchado por años, y probablemente que se siga luchando en varias partes del mundo, contra la tendencia del desarrollo sensorial espontáneo que toca aspectos cognitivos y pedagógicos, únicamente a causa de criterios ideológicos o religiosos culturalmente impuestos?
Conclusión
La mano juega un rol esencial en nuestra necesidad de comunicar, manifiestada con frecuencia por el gesto y el lenguaje escrito. De hecho, nuestras funciones cerebrales superiores, productoras del pensamiento abstracto, del mismo modo que nuestra personalidad afectiva, son constantemente recompuestas por esas mismas impresiones táctiles que se encargan de proporcionar constantemente los contenidos y las formas útiles en la construcción de sentido.
Considero entonces que estudiar la amplia extensión semántica de la manifestación humana en las ciencias del lenguaje se convierte en unn tema de relevancia, y que no debe quedarse en una etapa pasiva de reflexiones (como las mencionadas en este mismo artículo). La pedagogía, por ejemplo, debe prestarle mayor atención a los trabajos manuales y a las artesanías, ya no como simples pasatiempos, sino como verdaderos talleres de producción cognitiva. Es necesario dirigir el estudio del tacto y sus lazos con nuestra inteligencia, nuestras emociones y nuestras facultades lingüísticas, hacia una comprensión más integral de la facultad creadora del ser humano expresada en la palabra, los gestos, y entre ellos dos, las manos.
Referencias
- BUONARROTI Michelangelo, « L’intelligence au but des doigts », in 2005, Psychopédagogie.
- CHEVALIER et GHEERBRANT, 1982, Dictionnaire des Symboles, Paris, Laffont et Jupiter.
- DELMAS et DELMAS, 1962, Voies et centres nerveux, Paris, Masson et Cie.
- Kandel et Schwartz, 1985, Principles of neural Science, L.A. Elsevier.
- MONTROND H. de, 1993, Être gaucher, Paris, Albin Michel.
- PRICE et FEINMAN, 1997, Images of the Past, California, Mayfield.
- SORIANI Eugenio, 1937, La moderna quirología, Buenos Aires, Kier.
- TOURRETTE et ROUSSEAU, « Des interactions communicatives mère-enfant aux premiers productions verbales : perspectives différentielles » in 1995 Aspects différentielles du langage, Paris, CALAP.
- VANDEPUT Ives, 1992, Psychologie de la main, Paris, Alain Brêthe.
- VYGOTSKY Lev, Pensée et langage, Paris, Hachette.