sábado, 4 de octubre de 2008

Cuando el grito no es rentable

Tiemblo. Grito en silencio
(Maldito grito)

Escribiendo estas líneas
burlando, digo yo, al virus del momento que invade mi cuerpo
(Bendito virus)
escucho a una fémina
como yo
clamar en la radio el apoyo
económicohacia una compatriota
otra hembra... ¡como yo!
para que Panamá tenga una Latin American... olvídenlo. Me da pudor.
- "¿Qué espera? ¡Mande su chat! ¡Llame ya!" -
- "¡Panamá te necesita!" -
Cómo me duele ser hembra, varona
humana al fin
porque no muy lejos
otros gritos se apagan
en este mismo instante
en las montañas, cerca de cafetales y bananeras
niños y niñas gnobes, buglés, bri-bris
mueren de hambre en medio de una lujuriante abundancia
de peibés a la europea y neonatas mansiones turísticas
Gritos ahogados a falta de activos
¿los pasivos? ¡Sobramos!
Gritos por los que nadie llama
hasta que llegue la teletón
y nos venda la telemierda
hecha caridad.
Gritos que se ahogan por no ser "competitivos"
con las siliconas, las luces, los ídolos prefabricados
o las miserias de moda.
(Maldito espectáculo)
Y así, en la indiferencia más descarada
en este país de mentira, como tantos otros
una voz se apaga
y nace una "estrella."

Maldita constelación.

(Inspirado en La Maldición de Tomás Martín Feuillet y en un momento de profunda debilidad corporal)

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