El pan se remoja en
ganas de vivir
el sudor brilla entre
huidas y trincheras.
En esta olla común
calentamos el vientre
espesamos la sangre de
venas cansadas
y el fogón hierve las
sales de la tribu.
A este caldo acudimos
menguantes
como hijos de una raíz
invisible.
Lamemos Las Venas
Abiertas
bañadas en lenguas de
fuego.
Sorbo a sorbo y golpe a
golpe
hermanamos en el café y
la piedra.