viernes, 29 de agosto de 2008

La pregunta que faltaba

- ¡Cómo! -

Mi cabeza no daba crédito a lo que se me informaba desde mis oídos: En el noticiero del mediodía se decía que una joven alemana se había tirado a la Bahía de Panamá la noche anterior, como a eso de un cuarto para las once, y que había sido encontrada doce horas después por los pescadores de un barco atunero, asida a una boya y semidesnuda, cerca de Isla Flamenco ¡A cuatro millas náuticas de su punto de partida!

- ¡Ja ja! Esto prometía como mínimo un salto de endorfinas - Me dije.

Evidentemente fue la noticia del día, porque ese seis de enero a los Reyes Magos les habían negado la visa por meterse a rastafaris. Para el año que viene tendrán que invertir en Real Estate y convertirse en extranjeros decentes, hechos y derechos. Sino mis medias amanecerán tan vacías como aquel día, y ya no me doparé de chocolates y sorpresas.

Por eso, antes de que olvide a qué sabe lo inesperado, les termino el cuentito:

Salí disparada a comprar los diarios de aquel día a la caza de detalles, hechos, testimonios, lugares, nombres, todo lo que me pudiera ayudar a pintar el paisaje interior de esa singular nadadora. Salí con el alma cantando las viejas canciones de versos que creía ya perdidos. Oscilaba entre "O qué será qué será, que andam suspirando pelas alcovas" y "La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ¡Ay Dios!"... No sé, me sentía feliz, como si hubiera sido yo la loca de la historia.

Finalmente tenía la información escrita en mis manos, y efectivamente pude conocer más detalles de la chica gracias a la nota de La Prensa:

"Se trataba de Susan Shade, ciudadana alemana de 27 años de edad, quien ese mismo día había llegado a Panamá sola y se hospedaba en el hotel Covadonga, ubicado en Calidonia, confirmó el jefe de Rescates de Sinaproc, Heriberto Chávez."

-¡Ah vaya! Joven europea solitaria que se hospeda en Calidonia. ¡Qué perfil! Tan extraño como el hecho mismo...-

"Dos testigos, dijo Chávez, reportaron que la mujer leía sentada en una de las bancas de la vía, se levantó, se quitó la ropa y se tiró a lo que creía era agua, pero cayó en la arena. Se incorporó, caminó hasta el mar y empezó a nadar."

Luego de leer esta parte creí que soñaba, o que en caso contrario, comprobaba la existencia de lo Real Maravilloso. ¿Qué pensamientos tan huracanados la hicieron huir al oscuro y denso mar? La clave estaba cerca, ¡Muy cerca! La había dejado justo en esa banca...

La noticia continuó con el testimonio del tal Chávez: "Se notaba desorientada e hiperactiva... No quiso dar detalles de por qué se lanzó al mar".

-¡Claro! ¡ Pero si hay que avivar el misterio! ¡Buen texto!-
-¡Ahora sí, querido periodista, lanza esa verdad al viento, descífranos El Gran Secreto!-

Ansiosa llegué al último párrafo, y cuán grande fue mi tristeza al sólo leer:

"La Policía de Turismo, junto a un enlace de la Embajada de Alemania en nuestro país, la llevó a la sede policial para entregarle sus documentos."

Fin.

No hubo conejos ni palomas. Ni siquiera monedas detrás de la oreja. La magia había acabado. Cerré el diario, lo tiré en el sofá, volté la mirada hacia la cocina y los platos sucios me hicieron volver al mundo de la sequedad. Hasta el agua se había ido.

Ninguno de los periodistas que cubrieron la insólita noticia, ni los de la radio ni los de la prensa, y mucho menos los de la televisión, lograron encontrar la gran respuesta del por qué se había tirado semidesnuda al mar la joven y solitaria turista alemana.

Y es que para ello les faltó hacerse esa maravillosa pregunta, esa que ahora merece añadirse al cuestionario universal de Chico Buarque:

"¿Qué estaba leyendo?" O qué será qué sera...

1 comentario:

Sarco Lange dijo...

Me recordó la historia del gran Charly en que narra la historia de un tipo que casi muere cuando se le incendia su casa y le preguntan que cómo se había iniciado el incendio y él dice: "No sé, yo ya estaba en llamas cuando me acosté".

Que tengas una buena semana.