viernes, 30 de enero de 2009

Los vestidos de Soledad

Ella se oculta en los tristes colores de la tarde
en el viento arrullador de enero
en el dulce frenético de las naranjas
y en el dorado de esas hojas coquetosas
enraizadas en mi piel como los caminos tropicales.

De pronto me la topé
tendida en una banca cual musa en reposo
sin más vestido que un árbol y un farol
y por su mirada supe que soñaba con ese tibio y delicado roce
ese al que le llaman
"Amor".

Surgió entonces, desesperado, el embrujo de una voz
compañera de cuna y de lágrimas
y arropándome de ternura amarga
se atrevió a cantar conmigo un saludo estremecedor:
"Hola Soledad, no me extraña tu presencia..."

CANCIÓN CÓMPLICE

No hay comentarios: