Porque sin recuerdos
sin anécdotas, ni historias
sin esa sonrisa cómplice que rompe la amargura
la música se muere
y se hace muerte.
Sin ese abrir y cerrar de ojos furtivo
la música es una excusa
un escape, una sombra
una cuenta bancaria en las grandes bolsas
que les da igual vender cedés o papas fritas
ensangrentadas de manitas chinas.
La música que no es recuerdo no es música
y en su paso despiadado nos consume a todos
con cada exito de ventas
programado para tres meses.
Una canción que no rescate el momento
se comsume a sí misma
como un orgasmo sin un "Te quiero"
enmurallando nuestro acceso al infinito.
La música hoy llama a otros Horacio Guaraníes
para gritar en nombre de lo poco que nos queda de humanos:
"Si se calla el cantor calla la vida
porque la vida, la vida misma es todo un canto".
sin anécdotas, ni historias
sin esa sonrisa cómplice que rompe la amargura
la música se muere
y se hace muerte.
Sin ese abrir y cerrar de ojos furtivo
la música es una excusa
un escape, una sombra
una cuenta bancaria en las grandes bolsas
que les da igual vender cedés o papas fritas
ensangrentadas de manitas chinas.
La música que no es recuerdo no es música
y en su paso despiadado nos consume a todos
con cada exito de ventas
programado para tres meses.
Una canción que no rescate el momento
se comsume a sí misma
como un orgasmo sin un "Te quiero"
enmurallando nuestro acceso al infinito.
La música hoy llama a otros Horacio Guaraníes
para gritar en nombre de lo poco que nos queda de humanos:
"Si se calla el cantor calla la vida
porque la vida, la vida misma es todo un canto".