sábado, 20 de diciembre de 2008

El día en que la vida se detuvo (y no fue película)


Ese día.
Lo recuerdo como si fuera siempre. Nunca se irá de mí. Es inevitable volver a los 14 cada 20 de diciembre.

El frío vuelve a mis huesos, lo mismo que esos gritos, no tan lejanos, de personas calcinándose en El Chorrillo, barrio donde hasta hace unas cuantas horas vivía mis navidades entre el sabor de la salsa, los trompos voladores y el pescado frito. A muchos de esos niños ya no los vería más.

Cada 20 de diciembre Madre me me hace crecer, y me manda a la mierda por no agarrar a mis primitos que querían ver el vuelo de los aviones yankis, esos gigantes de negro que parecen de otro planeta. Son los mismos aviones emisarios de la Mala Nueva: otros niños, como nosotros, acaban de ser destrozados a la salud de una Navidad Negra, por cortesía de George Bush y compañía.

Cada 20 de diciembre se detiene la vida en Panamá. Los niños que jamás serán adultos y que se desvanecieron con el color de sus canicas lo saben perfectamente. Los otros, los que siempre se conformaron con la "Causa Justa"*, cual exitosa campaña electoral, creen ser hombres y mujeres exitosos por hormiguear dentro de los centros comerciales, fábricas industriales de zombies (¿O de zombies industriales?) en esa afanosa búsqueda por comprar lo que no se requiere.

Y lo más triste: juran que están vivos, cada 20 de diciembre.

* Just Cause, nombre de la operación de Estados Unidos para invadir Panamá.

1 comentario:

thoti dijo...

.. quisiera uno pensar que eso no pasó en la realidad.. se te hace un nudo en la garganta cuando se escuchan historias reales que no deberían ser ciertas ni siquiera en las peores pesadillas.. ¡mundo de locos, absurdo y criminal con los inocentes!..
.. uno no sabe que decir ante esto..
.. te dejo un saludo y un abrazo fuerte desde mis colinas solitarias y solidarias..