
de manzanas pecadoras, de Marías y de Pandoras
de exigencias siliconeadas y de frases con-fusionadas
este mismo Mundo de bajos salarios y de posiciones de relevo
para las dueñas de la Copa
(Esa carta que todos quieren)
es el mismo cochino Mundo que ahora me exige revelar un tal punto G
cuando desde niña me ha prohibido hablar de la A de mis sentidos
y gritar la K de mi nombre
y explorar la X hasta llegar a La Rueda de la Fortuna que me abre las puertas al infinito.
No me da la gana de cantarle al Mundo mi abecedario.
Que lo descifre El Mago.