miércoles, 17 de febrero de 2010

No me pregunten pendejadas

¿Paraíso fiscal?

¡Yo qué sé!
Yo conozco de otros paraísos

Yo conozco del gesto amable de una vendedora de chichas en la esquina de mi facultad.
Del olor fresco e inocente de mi ser amado.
Del ronroneo de los cocuyos para Semana Santa.
Del rostro infantil de un librero, golpeado por recuerdos de combates sandinistas.

Yo sé de todas las sonrisas lanzadas al viento por los vendedores de verduras.
Del color del maíz y de la piña.
De la intriga duendecina de los niños naso ante el ojo de una cámara.
Del fantasma de Camilo Rodriguez que no le teme a las balas de El Chorrillo.
De esa "casa pobre casa grande"
De los ojos profundos de Eliseo cuando teme haber perdido la batalla por su pueblo.
De la voz triste de mi papá cuando canta "Guitarra, no suenes así".

Yo no sé nada de paraísos fiscales.
Yo sólo sé de las yerbas mágicas
de los pájaros
de los amigos
de las manos
y de los abrazos
que curan mis dolores.

Y esto, todo esto
es panameño.
¡PANAMEÑO!

Ya Europa, ya no me preguntes si Panamá es un paraíso fiscal
Ya te lo gritó un francés hace mucho tiempo y no aprendiste:
"Lo escencial es invisible a los ojos"

sábado, 6 de febrero de 2010

Mi dulce contradicción

París, como todo lo que se ama
nunca se repite

Las campanas de Notre Dame
La paloma encrispada de frío
la tímida sonrisa del vendedor de flores en la estación de Opéra
las tristes siluetas que depositan sus penas tomadas de la mano bajo el murmullo del Sena
el ring-ring de una inocente bicicleta
la mirada distante del viejo pescador que no pesca nada bajo el Pont Neuf
La esperanza caída bajo los párpados de un viejo vendedor de libros viejos

Y el viento
el dulce viento
me acaricia otra vez al traerme voces lejanas
y otra vez me grita
una y otra vez
que cada día
como todo lo amado
es una primera vez

París, como todo lo que amo
nunca se repite
una y otra vez


Dedicada a mi criatura mágica, una y otra vez

jueves, 4 de febrero de 2010

Escritura automática II

HOY LE DI PECHO A MI INOCENCIA PARA NO OLVIDAR QUE EL BOSQUE ME ESPERA. PARA SENTIR QUE TU ALEGRÍA ES LA MÍA Y FINALMENTE DE TODAS LAS CRIATURAS.

HOY LANCÉ MI LLAMADO AL VIENTO
Y VINISTE TÚ
O AL MENOS EL QUE SIEMPRE ME ACOMPAÑA.

CERRASTE MIS OJOS
Y EMPECÉ A VER.

Hoy salió el sol en París

En la ciudad de lo no-dicho
el sol cae suavemente sobre la tristeza
de la palabra a-penas susurrada.

Vale la pena caminar cuando el sol visita París
un poeta menos se suicida
y una lágrima más se evapora en sonrisa.

Hoy salió el sol en París
miro hacia las edificios lánguidos y me acuerdo
que vale la pena vivir
por cada historia de amor
que hay detrás de esas ventanas.

Hoy salió el sol en París.
Sé que alguien me ama.